Fila India.
(G. Solorio Sánchez)
Si avanzo sígueme, si me detengo empújame…
Caminaban uno detrás de otro o uno delante de otro, no se sabe…
Siempre al mismo paso, siempre manteniendo la distancia… Unos cargaban granos, otros cargaban algo que solo ellos sabían…
Nadie se sale de la fila, ocasionalmente se encontraban a otro o algunos otros en sentido contrario al que ellos llevaban, si acaso se daba un ligero tope entre los primero de las filas, se adivinaba (aunque no se entendía) un intercambio de impresiones y continuaban en su andar… Acaso con una pequeña e insignificante variación en el rumbo, quizá solo para que los que caminaban detrás no toparan con nadie, quizá derivado del cambio de impresiones…
¿A donde iban?, parecían saberlo, pero igual parecía no importarles… A un refugio, a casa, a cualquier lado, y es que quizá cualquier lado era para ellos casa, refugio o punto final de su caminata que se antojaba eterna…
Unos cargando, arrastrando las extremidades por el peso de la carga, pero sin permitirse por ello que su marcha fuera a un ritmo demasiado diferente al del resto de la columna.
Unos en avanzada quedaba claro hacían las veces de exploradores o guías. Como identificando la ruta por la que los demás debían pisar a efectos de evitar riesgos innecesarios, para lograr que la carga de los que arrastraban sus extremidades llegara al punto final de aquella caminata.
Por momentos los encargados de la avanzada se adelantaban un tramo considerable, tres o cuatro eran los que formaban parte de esa expedición de avanzada…
Cuando alguno de ellos consideraba habían dejado ya un trecho considerable entre ellos y la columna, dos o uno de ese selecto grupo regresaban a dar el parte al primero de la columna, ocasionalmente intercambiaban su función con alguno de la columna, pasando ellos a formar parte de la fila que avanzaba a paso más lento que los exploradores… A veces, no se daba tal intercambio de posiciones, simplemente se reportaban, daban su informe y regresaban a su función encomendada… Talvez el intercambio de funciones tuviera su origen en el cansancio y la rapidez de movimientos requerida para alcanzar a los que permanecían en avanzada…
La marcha por momentos se tornaba complicada, la topografía del lugar cambiaba en forma brusca, tan pronto se encontraban caminando entre yerbas y matorrales y a los pocos metros eran piedras su camino, igual en instantes se desplazaban por un terreno plano y al siguiente paso debían encarar subidas abruptas al igual que pendientes riesgosas, así como cualquier cantidad de obstáculos impensados, algunos obstáculos admitían ser rodeados otros simplemente no, implicaba tener que escalarlos, provocando serias dificultades en particular a los que cargaban… ya por el cansancio que no mostraban pero que se entiende obligado, ya por lo delicado y lo importante de la carga misma…
Algunos de la columna perecieron percibir que desde las alturas eran vigilados en su andar… ninguno cambio impresiones con nadie… se supieron observados pero ello no modifico su marcha, siguieron avanzando decididos por el camino que les marcaba el que les precedía, juntos todos, siempre uno detrás del otro…
La vigilancia a que eran sometidos no les preocupaba en lo absoluto, incluso se puede decir la ignoraron, simplemente caminaban llevando su carga a donde tenían que llevarla, sin importar si eran o no vigilados, sin importar si esa vigilancia a que eran sometidos desde las alturas tendría consecuencia para algunos de la columna…
Por momentos y como ya fue dicho la vigilancia era sencilla, por momentos la columna lograba perderse por lo accidentado del terreno por el que se desplazaban, los ojos que los seguían desde arriba igual cambiaban de posición y buscaban afanosamente el nuevo rumbo de la columna… no deseaban perder de vista su objetivo… desde las alturas era más simple seguir a la columna… a cierta distancia para no interferir en su marcha, pero no tanta como para perderles de vista…
La columna no interrumpía su marcha mas haya de lo indispensable, por lo regular solo unos segundos para el cambio de impresiones con los de avanzada o alguno que se encontraban con dirección contraria a la de ellos y se podía entender llevaba una misión diferente a la de la columna…
Para el que observaba desde lo alto era un misterio ver como los que cargaban no se quedaban atrás, no pedían tregua en su marcha, simplemente conscientes de la carga y responsabilidad encomendada cumplían a riesgo de lo que fuera con su encomienda, llevar su carga siguiendo al de adelante a donde tenían que llevarla… su actitud se antojaba por momentos suicida…
La columna de caminantes por momentos avanzaba en línea recta sin importar los obstáculos que encontraran frente a sí… en otras ocasiones y a pesar de verse en un terreno plano y despejado caminaban formando “eses”, el que los vigilaba considero que tal vez esos movimientos en dichos palmos de terreno tenían como finalidad la de evitar ser blanco fácil… finalidad que a su entender no lograban, ya que de él desearlo podría hacer blanco en el punto de la columna que eligiera… al inicio para causar confusión en los que marchaban detrás, justo en medio de la columna para dejarla divididos y causar mayores daños a la misma o al final para ir eliminado de a pocos a los miembros de la larga fila en caminata… solo que al momento y en ese instante su encomienda no era esa… tan solo vigilaba la marcha de los andantes…
Sin descanso, sin pausas mayores a tres segundos, sin importar la vigilancia a la que eran sometidos, vigilancia que evidentemente debían haber percibido pero que ignoraban en forma espectacular, la columna continuo con su marcha… por aquí, por haya, virando a la derecha cuando el primero lo hacía, cambiando el rumbo a la izquierda cuando los de adelante lo modificaban en ese rumbo… cargados unos, sin carga otros, simplemente marchaban a donde solo ellos parecían saber que habría que llegar a entregar su preciado cargamento… sin voces de protesta, sin uno solo de los miembros de la columna intentando revelarse, sin cánticos que hicieran pasadera la caminata, tan solo caminaban en columna, uno detrás del otro, un paso a la vez, pero sin dejar de moverse…
En las alturas resonó una voz, correspondía al dueño de los ojos que ejercían desde hacia tiempo la vigilancia…
No hizo uso de aparato alguno, solo se escucho fuerte su aguda voz;
– Mamá, ya me canse de seguir a las hormigas por todo el jardín, ¿tu no sabes a donde van?.
Silencio, solo silencio a la pregunta de aquellos ojos y aquel niño de escasos siete años.
Y es que quizá a la madre no le interesaba, no sabía o le daba igual saber el destino final de la columna de hormigas que su hijo seguía en el jardín, al igual que a las hormigas no les interesaba, no sabían o les daba igual si eran vigiladas o no.